Optimismo inteligente: 2 acciones claves

Hace unos días leía que hay estudios que revelan información sobre nuestra predisposición genética para ser más o menos optimistas. Un estudio realizado por científicos de las universidades de Minnesota y Londres sobre el factor genético y la «heredabilidad» del carácter y la alegría. Estas investigaciones no le atribuyen más de 50% de herencia al panorama emocional, indicando que la alegría se puede edificar.

El optimismo es un estado de ánimo que provee fortaleza y autoconfianza para seguir adelante con todo aquello que nos proponemos y no perder la esperanza en el camino. Es una gran herramienta que nos genera impulso, ya que nos convence de lo que somos capaces y nos brinda la posibilidad de ver a los sueños como objetivos, que cada uno de ellos son posibles y alcanzables.

¿Eres una persona optimista? Cuéntame si te identificas con las siguientes características:

  • No te atemorizas ante los problemas. Por el contrario, usas tu creatividad y energía positiva a tu favor para buscar soluciones.
  • Te mantienes fuerte ante las adversidades. Generalmente, tomas una actitud de aprendizaje y resiliente para seguir adelante.
  • Confías en que todo va a salir de la mejor manera posible. Con frecuencia, eso es lo que atraes a tu vida.

El optimismo inteligente nos facilita la posibilidad de vivir con mentalidad de ganadores. Ganamos un check en la lista de objetivos o un momento de profundo aprendizaje. Este concepto se caracteriza por una actitud de acción y de cambio para ver el mundo tal y como es, pero con la convicción y confianza de que es mejorable. Vivir con una actitud de optimista inteligente te permite: creer, confiar y desarrollar comportamientos en pro de oportunidades.

¿Eres una persona pesimista? Cuéntame si te identificas con algunas de las siguientes características:

  • Te adecuas a lo que tienes y a lo que no tienes. Generalmente, te conformas con todo tal y como está sin aspirar a más.
  • Frecuentemente, sientes temor para enfrentar retos en tu vida personal o profesional.
  • Constantemente tienes la creencia de que las cosas no van a funcionar. Por lo cual, dejar pasar oportunidades.
  • Ante situaciones difíciles, te convences de que todo va a salir mal.

La buena noticia es que ser optimista o pesimista es una elección. Trasciende más allá de tus roles. Es una actitud de vida.

Depende de nosotros elegir como queremos empezar cada día. Es parte de nuestro trabajo personal empezar a reconocer con qué lentes estamos mirando la situación, las cosas, la vida, la realidad. El optimismo inteligente no solo nos invita a realizar un cambio de creencia consciente sino también a realizar los esfuerzos necesarios para que las cosas sucedan.

Entonces, ¿Qué podemos empezar hacer mejor? A continuación, quiero compartir contigo 2 acciones claves que puedes empezar hacer desde hoy para trabajar en tu ser optimista inteligente:

1) Cuida tu mente: La primera acción del día, la primera acción de vida.

Empieza a escoger qué es lo que pones en tu mente a diario. Antes de ponerte en contacto con el mundo exterior, todos los días, incluye 1 acción que te invite a mirar tu mundo interior como primera acción del día. ¿Qué puedes empezar hacer de aquí en adelante? Por ejemplo:

  • Una lectura corta
  • Yoga o movimientos conscientes por la mañana
  • Meditación
  • Un audiolibro (orientado a desarrollo personal)
  • Escribir todo lo que piensas por las mañanas antes de empezar el día

2) Contempla este momento como único. Una pausa necesaria.

Cada semana, reserva un día para no hacer nada y simplemente practica el acto de contemplar y sentir. Si tienes una agenda complicada, al menos dedícale un par de horas. Es necesario ese momento de la semana de hacer una pausa. Todo o todos necesitamos de ese espacio para hacer una pausa y recargar. Es un mito equivocado el de pensar que todo tiene que ser a una gran velocidad. Tenemos tanta información, tareas, pendientes, objetivos que se nos olvidan los momentos de desconexión, de ir más lento, de prestar atención plena. Utiliza este momento para escuchar tu diálogo interior y calibrar.

¿Cuándo puedes empezar? Este es el mejor momento.

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