¿Cómo ser mamá, trabajar, estudiar y dedicarse tiempo? 4 acciones claves

Me di cuenta de que la frase «todo depende de mí» no es del todo cierta. Honestamente he necesitado de mucho apoyo y soporte de otras personas. He aprendido a hacer equipo más allá del trabajo.

Mateo recién nacido, 25 de enero 2022

Hace mucho tiempo que no escribía por aquí. Honestamente estoy que borro y escribo, borro y escribo… y pues todo este proceso no me ha resultado para nada fácil. Hoy estoy transitando por un momento de mi vida donde todos mis roles exigen mayor presencia de mi parte. Digo todos mis roles ya que, hasta hace poquito, mi tiempo era para mí, para mi trabajo como independiente y mis relaciones interpersonales: amigos, pareja, familia, etc. Como saben, hace 7 meses nació Mateo y mi vida tuvo un cambio de 90, 180 y hasta 270 grados. Nunca volví al mismo lugar.

Este proceso ha sido de aprendizaje puro. Cuerpo, mente y emociones puestas en el punto más vulnerable no visto en 30 años. Lo que trae consigo que «el tablero» de mi vida se haya visto demasiado impactado. Cuando decidí ser mamá, en el proceso del embarazo y ya cuando Mateito nació, no profundicé en el nivel de complejidad que esto sería para mi (cada experiencia es distinta).

Todo esto trajo consigo una serie de oportunidades a todo nivel:

  • Fortalecer la relación de pareja
  • Cuidar a la familia y a los amigos que se hicieron familia
  • Elegir qué metas abrazar fuertemente
  • Decidir qué sueños aplazar (sueños, ya que anhelo sucedan, pero aún no tienen estructura)
  • Aprender a priorizar en el día a día
  • Fluir con aquello que no se puede planificar y con aquello que no se da como lo he planificado
  • Responsabilidad con cada uno de mis compromisos
  • Dedicarle tiempo a lo que me apasiona
  • Ponerme a mi primero
  • Aprender a pedir ayuda
  • Hacer equipo y delegar

Y con relación a la maternidad directamente:

  • Entender que he traído una vida nueva a mi vida estructurada, planificada y con una rutina establecida
  • Reconocer que Mateo necesita de mi compañía y también de su independencia
  • Abrazar todas esas primeras veces de una vida nueva: lactancia, madrugadas sin dormir, sonreír, de gripe, de covid, de vacunas, de comidas, de carcajadas, de palabras, de sentarse, de gatear, de llanto, de dormir solo, de risa, de juegos, su disfrute con la música, de bañarse, de primeras salidas, de fotos infinitas, de videos, de no sé que hacer y de ahora ya sé qué hacer, etc.
  • El rol es tan retador como gratificante
  • El rol de la mamá en la vida de su hijo es clave para su desarrollo
  • Mientras yo me encuentre bien de manera integral: cuerpo, mente y emociones; él también lo estará o se me hará mucho más fácil acompañarlo en el proceso.
Taller presencial a los pocos meses

A la semana de haber dado a luz, ya estaba haciendo sesiones. De hecho, recuerdo que en pleno trabajo de parto se estaba llevando a cabo la edición 13 de Profesionales con Propósito. Solo me di el espacio para reprogramar las sesiones una semana. Para mi este es un espacio que disfruto, agradezco, honro y respeto, por lo cuál no encontraba motivos para reprogramar más tiempo. A los pocos meses ya estaba haciendo talleres presenciales. En cuanto a cuerpo, mente, emociones para ese momento me encontraba bien (Creo que haber llevado un embarazo en movimiento me ayudó a que puedo estar activa sin mayor problema desde que Mateo nació). Además, Max (mi esposo) tenía licencia por paternidad + vacaciones, entonces nos distribuíamos en casa. Luego, al regreso de Max al trabajo y Mateo totalmente demandante la situación se hizo crítica. Respecto al cuerpo tenía +10 kilos de peso, respecto a la mente no sabía por dónde empezar, estaba con la certificación de DISC en curso y mis emociones estaban totalmente revueltas. Todo estaba un poco revuelto en realidad. Entonces, al poco tiempo empecé a tomar ciertas decisiones:

  • Hacer un horario con responsabilidades distribuidas y que incluya todos mis roles
  • Ir al nutricionista 2 veces a la semana
  • Utilizar los tiempos de traslado para leer
  • Tener claras las iniciativas y actividades a postergar (pero no soltar)
  • Contratar personas de apoyo para la casa y el trabajo
  • Comunicarme con mis amigas constantemente durante la semana (al menos 1 vez a la semana)

La población femenina supera los 8,5 millones en nuestro país, en el rango de edad de 18 a 70 años; 78% son gestoras de su hogar, 76% son madres; 68% trabajan, lo que destaca la labor múltiple que desempeña la mujer peruana en el país, que valoran tener una vivienda propia, lograr independencia económica, tener trabajo y una carrera profesional, iniciar un emprendimiento y formar una familia.

(Ipsos, 2019).

En definitiva, el rol de la mujer en el mundo laboral es retador por diversos motivos:

  • Desigualdad laboral y barreras de género: techo de cristal, una barrera invisible y sutil que dificulta que las mujeres lleguen a cargos de responsabilidad.
  • Carga familiar: Las mujeres siguen siendo las que se responsabilizan de las cargas familiares, laborales del hogar mayoritariamente.
  • Síndrome del impostor: una percepción errónea que tienen muchas personas sobre los méritos propios y que hace que sientan que esos éxitos cosechados son un fraude. Esta barrera mental se da más en las mujeres que en los hombres.
  • Los sesgos perceptivos: Por ejemplo, si un profesional tiene un hijo, será visto como alguien responsable. En cambio, cuando la mujer tiene descendencia se genera el prejuicio de que estará menos comprometida con su trabajo.
  •  Estereotipos entre hombre y mujer: en el mundo laboral también tienen su reflejo en la elección de los estudios y las áreas de actividad.
  • La brecha salarial: la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un problema por atender a nivel mundial.

Fuente: Santander Universidades

Hoy seguimos en proceso de fortalecer la presencia del género femenino en el mundo laboral y, en los últimos años, hemos mejorado muchísimo a raíz de diversas iniciativas y comunidades promoviendo un entorno de negocio mucho más equitativo.

Entonces, ¿Cómo ser mamá, trabajar, estudiar y dedicarse tiempo? A continuación, comparto contigo 4 acciones claves que han sido de mucha utilidad en todo este proceso de adaptación a nivel personal y profesional:

1.Utilizar un cuaderno físico y un calendario digital

Cuándo hablamos de ser mamá, además de todo lo que el rol puede llegar a involucrar, también hacemos referencia a una absoluta responsabilidad de otra vida lo que trae consigo actividades de esa otra persona dónde también se necesita tu participación (dependiendo de la edad) controles médicos, actividades, cumpleaños, vacunas, clases, colegio, estudios, etc. Por lo cual, un cuaderno y un calendario digital (vinculado al celular) es necesario. Es como una hoja de ruta también podría ser como un plan de trabajo o como esa hoja de Excel o calendario que muchos abren al empezar el día laboral para saber por dónde empezar o qué viene durante el día, las siguientes semanas y meses. En este caso, es un nivel mayor ya que vemos reflejado temas personales y profesionales:

  • Actividades de y con nuestros hijos: Por ejemplo, en mi caso, con Mateo agendo cumpleaños, citas al pediatra, vacunas, salidas y visitas. En este punto también pongo en copia a Max (mi esposo).
  • Actividades del trabajo: Por ejemplo, en mi caso, agendo todas las sesiones de coaching, grabaciones, eventos y/o talleres, los días/horarios de seguimiento a publicaciones programadas, reuniones con el equipo, con clientes, horario para leer y escribir.
  • Actividades de estudio: Por ejemplo, en mi caso, leer y estudiar la certificación en DISC
  • Actividades de tiempo para mi: Por ejemplo, en mi caso, yoga todas las mañanas, ir al nutricionista (antes, ahora ya estoy en mi peso), clases de baile los domingos, reunión o salida con amigas, ir a la peluquería y día de compras (si fuera el caso, no es parte de una rutina).
  • Actividades en pareja: Por ejemplo, en mi caso, conciertos, almuerzos, cumpleaños, reuniones, compras para la casa y día de series (en todas agendo a Max).

En el cuaderno escribo las actividades del día (las que tiene y no una horario definido) y en el calendario las que ya están programadas. Por supuesto, sabiendo que puede presentarse una emergencia, urgencia o iniciativa fuera de lo programado. Entonces, puedo fluir con ello con conocimiento de los compromisos del día, semana, mes y hasta próximos meses.

2. Establecer rituales y rutinas para cada rol

Establecer rituales y rutinas durante los días de la semana hace que pueda disfrutar mucho más cada espacio. Para mi ha sido necesario establecer espacios fuera de casa. Me ayuda a reconectar conmigo misma. Y no me refiero a trabajar fuera de casa necesariamente, por ejemplo, ritualizar el hecho de que todos los domingos me iré a clases de baile. Partiendo de que mi vida, es mi vida sí pero tengo una estrecha relación con mi familia nuclear entonces al ritualizar estos espacios es una invitación para que ellos también puedan encontrarse en esos momentos donde yo no estoy. Otro ritual es crear el «viernes de abuelitas» donde hacemos de este día uno especial de Mateo con sus abuelas (mi mamá y mi suegra). Este espacio es exclusivo para ellas. También, el ritual del día de series para nosotros como pareja es un espacio de compartir, de conversar y conectar. En el trabajo, mi ritual empieza encendiendo una vela agradeciendo al Ángel Rafael por acompañarme en cada espacio de conversación que voy a tener durante las siguientes horas. Con esa primera acción, me pongo en modo trabajo y me concentro en actividades enfocadas en ello.

Estos son algunos ejemplos, en definitiva, en casa amamos los rituales y rutinas.

3. Hacer equipo más allá del trabajo

De todos los retos, este ha sido uno de los mayores, ya que hacer equipo no es tan fácil como pareciera. Encontrar un equipo de soporte en todas las áreas, encontrar las personas adecuadas, reconocer quién sí y quién no justo a tiempo es un retazo.

En el caso de encontrar todas las personas que han pasado por la marca no ha sido para nada fácil. Por casa igual. Creo que cuándo no estás en la situación la imaginación nos puede jugar una mala pasada ya que solo es en base a una idea de lo que podría ser. He tenido personas cercanas que me decían que contrate una nana y ya, que contrate una asistente y ya. Pero… no es tan simple, sobre todo si vas a darle la responsabilidad de áreas demasiado importantes. En mi caso, por ejemplo, delegar el cuidado de mi hijo en ciertos momentos del día. No sé si suena fácil pero… más allá de como suene, no lo es. Igual con la marca, una persona que tendrá una estrecha relación con lo más importante: nuestros clientes. También, información confidencial como números de ingresos, egresos, visibilidad de la agenda, correos, etc. En principio, darle un voto de confianza a alguien que recién empiezas a conocer. UFFFF… esto sí que ha significado un inmenso reto. Sin embargo, una vez que encontramos a las personas adecuadas ha sido un total regalo, oportunidad y más. La posibilidad de darme cuenta que no «todo depende de mi» y/o que «yo puedo hacerlo todo sola». Desaprender para aprender algo nuevo. Cerrarme a ideas de autosuficiencia para abrirme a ideas de pedir ayuda cuándo lo necesito.

4. Establecer prioridades claras

Por supuesto sé que mi prioridad es ver crecer a Mateo y acompañarlo en sus diversos procesos de adaptación. Sin embargo, parte de ponerme a mi primero es darle el espacio que cada rol merece. Considero que este punto es totalmente relevante y hace la diferencia cuándo nos convertimos en mamás. Queremos dar lo mejor en TODO, por lo menos a mi me pasa, siempre quiero dar lo mejor de mi en todo lo que hago. Por mucho tiempo pensaba en «luchar por…». Hoy estoy trabajando en resignificar el «luchar» por «disfruta» , cada espacio, cada momento, cada rol. Al principio me resultaba desgastante estar ejerciendo un rol y vivir pensando en el otro rol que no he atendido. Confieso que algunas veces me pasó escuchar a Mateo llorar de lejos cuando yo estaba en plena sesión (claro, él al cuidado de alguien en casa). Mi prioridad en ese momento era la sesión. Suena duro, pero es lo que a mi me ha pasado (en mi experiencia personal). En reuniones, en talleres, escuchar de fondo a Mateo carcajearse… ¿Creen que no he querido estar ahí? ¡Por supuesto que sí! pero… mi prioridad no era esa. Era estar presente en el taller, en la reunión. Y sé que NO SOY LA ÚNICA. Ahora, siendo mamá, entiendo esa sensación de «culpa» que muchas dicen sentir. En mi caso, me aligera la mochila pensar que:

  • Mientras yo esté bien, él también lo estará. Aunque suena frase super cliché, lo he podido comprobar. Las veces en las que yo me sentía frustrada o estresada son las mismas veces que Mateo estaba más demandante, lloraba más y le costaba conciliar sueño. Considero que no es para nada coincidencia. Hoy agradezco la posibilidad de acompañarlo en diversos momentos y etapas de su vida. Las que también son momentos y etapas de la mía. Confieso que cuando lo conocen y me dicen que es un bebito feliz, siento que todo el proceso lo vale, es totalmente gratificante. Con Max sentimos que estamos haciendo un buen trabajo.
  • No voy a poder estar presente físicamente en todos los momentos y debo convivir con eso. Suena duro pero es cierto. Aunque tengo un trabajo que me permite verlo mucho más que si trabajara de manera presencial y como dependiente, a medida que va creciendo va ganando independencia y en el proceso siempre algo nuevo. Sus experiencias de vida le pertenecen, mis experiencias de vida me pertenecen. Nos acompañamos en el proceso de vivir y disfrutar la vida.
  • El rol es compartido. Sí, soy mujer, soy mamá, trabajo, estudio, tengo proyectos, retos y otras roles por atender. Tal cual mi esposo, trabaja, estudia, tiene otros roles por atender. Estoy agradecida que podamos distribuir la responsabilidad entre los 2. No significa una ayuda para mi. Significa que hacemos un buen team, que es un excelente papá presente, responsable y totalmente involucrado.

Prioridades claras, relaciones personales y profesionales totalmente duraderas y con posibilidad de seguir creciendo y evolucionando.

Agradezco, honro y respeto cada uno de mis roles.

Con mi Mateito de 3 meses

Finalmente, considero que el gran reto de la maternidad es darnos cuenta de que seguimos siendo la persona más importante que nos va a tocar conocer en la vida, ponernos primero sabiendo que hay otra(s) personita(s) que necesita de cada una de nosotras… y lo mejor de nosotras. También, darnos cuenta que para que eso pase necesitamos darnos espacio y tiempo para validar nuestro proceso.

Iniciar un proceso de coaching es un buen punto de partida. ¿Quieres saber más? reserva tu primera sesión gratuita. ¡Estaré feliz de verte!

En definitiva, cada experiencia es distinta por muchas aristas. Sin embargo, no he querido dejar de compartir la mía para que ojalá sume en tu propio proceso.

Y Cuéntame, ¿Qué te parece?

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